discurso capitulo 3 y 4 porque le pasan cosas malas a la gente buena

Minuto de reflexión


Muy buenos días tengan todos ustedes aquí presentes, mi nombre es kendys Lorena Sánchez Villamil, Primeramente, un cordial saludo a la docente, queridos amigos, colegas e invitados. En esta oportunidad es un grato honor dirigirme a ustedes, para relatar mi pequeño discurso sobre el capítulo 3 y 4 del libro ¿Por qué le pasan cosas malas a la gente buena?
La gran mayoría de las personas estamos acostumbrados a buscar a Dios solo cuando necesitamos de él, y digo estamos porque me incluyo, solo cuando necesitamos ayuda, milagros, un Dios bombero que nos ayude, es que decidimos buscarle y luego de recibir lo esperado, simplemente, dejarlo en el olvido. A pesar de eso Dios siempre nos cuida y nos protege sin importar cuantas veces nos olvidamos de él o cuantas veces no le damos la importancia que se merece.
Muchas veces solemos pensar que Dios nos castiga, y no… como dice Iván Gutiérrez en su libro, ¨Dios no castiga ni con palo ni con rejo, si no en cualquier momento uno mismo con su pellejo¨ lo que le nos quiere transmitir por medio de este enunciado, es que nosotros mismo somos los culpables de nuestras desgracias porque muchas veces no actuamos de la mejor forma, si no que por el contrario hacemos daños a los demás sin pensar que luego esto va de volverse mucho más cargado de desgracias que las que ocasionamos con nuestros actos, es por esto que debemos estar siempre ahí al pie de Dios pidiendo perdón por nuestras actuaciones, eso sí, teniendo claro que como dice la biblia, ¨el que sabe hacer lo bueno y no lo hace le es pecado¨, o sea que no porque sabemos que Dios nos va a perdonar por nuestras malas conductas, vamos entonces a pecar para luego pedir perdón, ya que es más difícil que Dios te perdone cuando cometes algún pecado sabiendo que lo estas cometiendo, que cuando lo cometes y no sabes que estas pecando. Dios no nos juzga, siempre está con nosotros sin importar cuantas veces lo traicionemos o cuentas veces le fallemos.
Retomando un poco el contexto del libro, nos dice que Iván tuvo que perdonar a su ex novia a pesar de haberse enterado que fue ella la causal de su enfermedad que en vez de ello era brujería como se había relatado anteriormente y que hasta ahora Dios se lo revelo mediante una profeta de la iglesia, quien le aconsejo que para continuar con su proceso de liberación y sanación debía pedir perdón, y perdonar. Aunque muchas veces no se nos hace fácil pedir perdón, y perdonar, debemos hacerlo, porque, con qué derecho nosotros le pedimos perdón a Dios por nuestros pecados, si no somos capaces de perdonar a nuestros semejantes. Como bien dice Iván ¨a veces las bendiciones vienen disfrazadas de problemas¨ muchas veces nos tropezamos y juzgamos a Dios diciendo que nos ha dejado solos, que nos abandonó, muchas veces que no existe, sin saber, que a veces Dios nos manda pruebas, o dificultades con algún propósito que nosotros ignoramos, y que no lo tomamos de la mejor manera, en el caso de Iván, él dice que si no fuese gracias a esa mujer que le echo brujería, él no hubiese sentido la necesidad de buscar a Dios, y que por este motivo logro entender por qué muchas veces Dios permite que nos sucedan cosas malas, para jalarnos la pitica y nos demos cuenta lo que estamos haciendo.
Dios a todos nos llama de una manera diferente. Usa una pedagogía específica con cada uno de nosotros; generalmente es durante el padecimiento de una enfermedad, una crisis nerviosa o económica, el engaño o abandono del cónyuge, la muerte de un ser querido, un suicidio, un secuestro, la falta de trabajo, una depresión, un miedo, una angustia, un estrés, la soledad, una brujería, el estar sumidos en un vicio, en fin, por el sufrimiento o propio o de un allegado. Mas el fin para el cual Dios nos llama siempre es el mismo; para bajarnos del moño y así volvamos a ser humildes reconociendo que sin él no somos nada. “Antes de tomar una decisión pregunta primero a Dios qué opina”. Él quiere que comencemos a amarlo por, sobre todo, tal como nos lo manda en su primer mandamiento.
Arrepiéntete hoy y recibe a Jesucristo como tu único y suficiente Salvador personal de tu vida. Simplemente no puedes vivir victoriosamente sin la salvación y promesas de Dios. Tienes que entender que lo que este mundo ofrece es temporal y no puede dar paz en el corazón y garantía del día de mañana. Sin embargo, Dios tiene todo el poder en el cielo y en la tierra y es nuestro Creador y dador de vida y un día cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. ¿Entonces por qué no te arrepientes ante el hoy, cuando todavía tienes posibilidad?